Cuentos Perthes – El grupo que hizo una carrera

Cuento Perthes de Valentina Fernández

EL GRUPO QUE HIZO UNA CARRERA

Cuento de Valentina Fernández.

para la categoría infantil del  IV CONCURSO «CUENTA EL PERTHES CON UN CUENTO».

 

Martes 1 de marzo de 2021

Aquella mañana me levanté pensando en la gran aventura que me esperaba.

Había quedado con los chicos, Mario, Valentina y Natalia, mis compañeros de clase de 8 años, a las 12 del mediodía.

Me esperarían en el pico más alto del Sector 37. Desde allí podríamos ver Saturno y su cinturón de asteroides.

Cientos de naves volarían a su alrededor, y la primera en llegar ganaría un viaje al planeta Tierra.

Queríamos ir a la playa.

Laika empezó a ladrar. Ella también quería venir. No había tiempo que perder, cogí mis cosas y nos fuimos.

Cuando llegué estaba todo preparado.

La rampa de acceso a la nave estaba bajada y accedí por ella al interior.

  • ¡Comandante! Le estábamos esperando – dijeron los chicos muy contentos.
  • Tardé más tiempo de lo que pensaba en introducir todos los datos de navegación en el ordenador de SEP. – contesté.

SEP era mi silla especial de PERTHES.

La atmosfera de Marte contenía niveles muy bajos de oxígeno.

Entre las 2.000 personas que vivíamos en el sector 37, sólo yo tenía un fémur especial.  El oxígeno no conseguía llegar a él y el extremo superior se había roto.

Ahora se estaba regenerando solo. Pero había que darle tiempo.

  • Los motores están encendidos, vamos a despegar. – dijo Mario, piloto y mi mano derecha.

Todos nos sentamos en nuestros puestos.

  • 10, 9, 8, 7 ….
  • Despegando – dijimos todos. Laika también ladró.

En pocos minutos estábamos en la línea de salida, rodeados de naves fabulosas. Un destello iluminó todo el cielo. La carrera había comenzado.

  • ¡A toda velocidad! ¡Replegad motores! ¡Volamos en torsión! – ordené a mi tripulación.

A la derecha, una nave chocó contra un gran asteroide, que incapaz de continuar, se retiró de la carrera, y a medida que avanzábamos, vimos como otras naves se iban retirando también o quedando atrás.

La carrera se ponía muy emocionante. Estábamos en la cabeza. En ese momento sólo quedaba otra nave por delante.

No sabía que hacer, estaba asustado. Pero lo que sí que sabía, era que para ganar hay que arriesgar.

  • ¡Volved a encender motores! Preparados para una posible colisión. – ordené a los chicos.

Íbamos tan deprisa que apenas veíamos las rocas pasar. Hasta que de repente, ahí estaba, delante de nosotros, la meta.

Un gran agujero negro nos absorbió una corriente eléctrica estremeció mi cuerpo.

Abrí los ojos y todo era azul. Miré la pantalla de mi ordenador SEP. Señalaba la fecha 1 de marzo de 2031. ¡Habían pasado 10 años! Ahora tenía 18.

El aterrizaje fue perfecto, sobre la arena junto a la orilla del mar.

La escotilla se abrió y bajamos por la rampa. Mi silla no podía avanzar.

Sin pensarlo dos veces, puse los pies en la arena y me levanté.

  • ¡Caracol el último! – Dijo Mario.

Y los chicos que dejaron de ser mi tripulación y volvieron a ser mis amigos, rieron y echaron a correr. Yo también y por supuesto Laika a mi lado.

Ya no cojeaba, y aunque llegué el último al agua, les demostré como seguía siendo el mejor nadador.

FIN

Cuento Perthes de Valentina Fernández

 

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