Cuentos Perthes – Manu y la escuela de Ninjas

Cuento Perthes de Nuria Martínez.

MANU Y LA ESCUELA DE NINJAS

Cuento de Nuria Martínez.

Primer premio del IV CONCURSO «CUENTA EL PERTHES CON UN CUENTO»

 

Esta es la historia de Manu, un niño cuya mayor ilusión era ser ninja. Todos los días iba a la Escuela de Ninjas para aprender a ser un gran ninja. En la escuela estudiaban artes marciales, lanzamiento de estrellas, puntería, estrategia y trabajo en equipo… pero la asignatura que más le gustaba era «carreras y saltos ninjas». Manu se pasaba el día corriendo y saltando para mejorar sus habilidades, y era muy disciplinado, siempre hacía los deberes.

Pero un día, Manu empezó a sentir dolor en una pierna, y le costaba mucho caminar. Fue entonces cuando sus padres decidieron llevarlo a un profesional médico, uno especial que trataba cojeras y problemas de huesos, la Doctora Traumatología. La Doctora hizo muchas preguntas a la mamá y al papá de Manu. Cogió las piernas de Manu y las estiró, se las dobló a un lado, luego a otro, se las volvió a estirar… También le hizo unas fotos muy raras que se llaman radiografías, que son para ver los huesos por dentro.

Cuando la Doctora Traumatología tuvo toda la información, se reunió con la familia y le explicó:

  • Manu tiene una enfermedad que se llama Perthes
  • ¿En qué consiste esa enfermedad? Nunca hemos oído hablar de ella. Preguntó su mamá
  • La enfermedad de Perthes se produce porque no llega suficiente sangre a la cabeza del fémur y esta se muere y tiene que volver a reconstruirse. Explicó la Doctora
  • ¿Y dónde está el fémur? Preguntó Manu.
  • Muy buena pregunta Manu, contestó la Doctora. El fémur es un hueso de la pierna que está entre la cadera y la rodilla, y es el más largo del cuerpo.
  • ¿Y como se trata la enfermedad? Preguntó el papá.
  • La mejor cura es el reposo y no producir impacto para que la bolita del fémur crezca bien redonda. Hay niños y niñas que tienen que ir en silla de ruedas un tiempo, pero Manu no. Simplemente no podrá correr ni saltar hasta que la bolita se haya reconstruido completamente, y yo iré viendo a Manu cada cierto tiempo para ver cómo evoluciona.

Toda la familia se quedó perpleja con la noticia. No se podían creer que a partir de ahora Manu ya no podría correr ni saltar, con lo que a él le gustaba… Ya no podría disfrutar de sus clases favoritas, tendría que dejar la Escuela de Ninjas…

Aquella noche, cuando Manu fue a dormir, su mamá le acompañó para leer juntos un cuento. Pero aquella  noche no hubo cuento, Manu rompió a llorar. Se sentía frustrado, enfadado, triste porque tenía que dejar la Escuela de Ninjas. Su madre lo abrazó e intentó consolarlo. Él lloró tanto, tanto, que las lagrimas inundaron la habitación.

Y poco a poco Manu empezó a sumergirse en un mar profundo y oscuro. Buceando llegó al fondo y allí se encontró con la reina del mundo subterráneo, la diosa Perséfone.

  • Hola niño, ¿Qué haces aquí? Le preguntó la diosa
  • Pues no lo sé, me he perdido. ¿Dónde estoy? ¿Y tú quien eres?
  • Este es el mundo submarino de los sueños, y yo soy Perséfone, la diosa y reina de este lugar. ¿Qué te ocurre? No tienes muy buena cara… Observó la diosa
  • La Doctora Traumatología me ha dicho que tengo una enfermedad que se llama Perthes. Estoy triste, tengo miedo, y estoy muy enfadado ¡y por culpa de esa enfermedad ya no podré ser ninja!
  • Déjame que consulte mi libro. Dijo la diosa

Perséfone sacó de la estantería un libro grande, dorado y con un montón de letras y dibujos. Empezó a hojearlo y a leer algunas páginas. Cuando acabó, cerró el libro y le dijo al niño: tengo el remedio para tus males, te haré un brebaje mágico.

La reina del mundo subterráneo cogió una olla grade, echó agua, la puso al fuego y empezó a echar los ingredientes:

  • La paciencia de la tortuga, porque será un proceso lento, gradual, pero que llegará a un buen final.
  • La fuerza y el valor del león, para enfrentarse a las dificultades con atrevimiento y tesón.
  • La inteligencia del delfín, para encontrar las alternativas con las que consigas tu fin.

Perséfone removió y removió el líquido de la olla, echó un poquito de sal, vertió la mezcla en un vaso y se la dio a beber a Manu.

Manu miró aquel líquido con recelo, tenía una apariencia asquerosa, pero se acordó de cuando se tenía que tomar el jarabe cuando estaba malito. Entonces se tapó la nariz, y rápido de un sorbo se lo tomó.

Cuando Manu abrió los ojos estaba en su habitación, no había nadie, ni Perséfone, ni gota de agua. Todo había sido un sueño. Cuando bajó a desayunar, su papá le dijo: hijo, esta mañana ha llegado un sobre para ti. Cuando Manu lo abrió dentro encontró un dibujo, era una ilustración de una tortuga, un león y un delfín. ¡Justo lo que necesitaba!, dijo y se fue corriendo a colgarlo en la puerta de su habitación.

El tiempo fue pasando y Manu fue mejorando. Tuvo la paciencia de esperar a que la bolita de su fémur se formara redonda de nuevo. Fue valiente para explicar a sus compañeros de clase su enfermedad, que con la ayuda de ellos y su maestra, pasó de cursos sin problemas. También fue inteligente para encontrar alternativas a correr y saltar: aprendió a nadar, a andar en bici, jugó a pasatiempos, a pintar y dibujar, hizo manualidades, un montón de cosas creativas y divertidas con sus amigos y amigas.

Manu tuvo que dejar la Escuela de Ninjas, le dio mucha pena, pero dentro de sí sabía que algún día volvería, y que aquella enfermedad acabaría.

Fueron pasando los días, lo meses y los años y la enfermedad de Perthes se fue curando.  Manu volvió a la Escuela de Ninjas unos cuantos años más tarde, cuando la Doctora Traumatología le dijo que estaba curado completamente.  Ahora Manu ya es mayor y se ha convertido en maestro ninja y director de la Escuela Ninja.

¿Y sabéis qué pintura enorme ha dibujado en la sala de entrenos? Una tortuga, un león y un delfín.

FIN

 

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